RIDÍCULO
Me he muerto. Me explico: Es viernes y hace una semana que no tengo contacto con nadie conocido. La crisis del Coronavirus nos tiene en una cuarentena que se extenderá hasta las cuatro semanas y vamos por la mitad. Hoy no tenía que trabajar, pero por una cosa o por otra habré hecho media jornada. Aun así, ya he tocado el saxofón dos horas, el piano otras dos, me he echado siesta, he leído Tolstói mientras bebía un par de cervezas y me he tomado un par de copas de vino durante la cena. Voy a mear. Desde hace unos meses meo siempre sentado, los carteles del servicio de limpieza del curro dicen que mejora la vida sexual. No es por eso. Es por limpiar menos. Fin. El caso es que a veces esta práctica invita a hacer de vientre, mucho menos que de costumbre, pero sí a dejar un detalle. Estoy en el lavabo, no es el cagadero habitual y no hay papel. Lógicamente mi atuendo de tele-trabajo incluye el chándal de Adidas y toca lucirlo en los tobillos por el pasillo en busca del papel que hay en