DIÁLOGO MORAL SIMPLIFICADO

(Dos personas)
- Llámame loco pero, pero si tuviera la certeza de que existe el absolutismo moral, de que con independencia del entorno socio-cultural, se puede decir con toda seguridad que algo está bien o está mal, toda la cuestión política quedaría reducida a una cuestión moral. Es decir, si todos estamos de acuerdo en que robar está mal, incluyamos matar como una forma de robo, ya que quien mata roba la vida a otra persona (y además hemos estado de acuerdo en ello a lo largo de toda la historia); podemos deducir también, que la derecha política es mala y la izquierda bondadosa. Esto es así ya que las consecuencias de la primera son la muerte directa o indirecta de personas, y la segunda persigue la una igualdad entre personas, política en la cual el robo o el homicidio no tienen cabida. Que la derecha política deriva en muerte se explica fácilmente: la derecha defiende el derecho a la libertad de usar una posición de poder para aprovecharse de individuos en situación más desfavorable en su propio beneficio, esto lleva a una situación de aumento de la desigualdad, la cual deriva en pobreza, esta a su vez en hambre, el hambre en debilidad y por último la debilidad en la enfermedad y la muerte. Evitar esto no es más que ser un ser humano, es intrínseco a nuestra naturaleza.
- Pero entonces, si todas las personas saben que robar está mal, ¿por qué resulta ser el comportamiento predominante el que nos lleva a aprovecharnos unos de otros? Llevado al extremo, ¿cómo es posible el asesinato?
- Si mi teoría es cierta, todas las personas son buenas por naturaleza, todos somos capaces de rechazar la violencia en nuestro estado primitivo. Pero ante una situación en la que tengamos que luchar por defender nuestras necesidades básicas o las de nuestros seres queridos, somos capaces de todo. Después está la cuestión del condicionamiento. El haber pasado por situaciones traumáticas, de violencia en la propia piel, el haber sido condicionado a conciencia o simplemente no haber recibido el cariño suficiente, es caldo de cultivo para manifestar conductas que van contra la naturaleza humana, mira el ejemplo del monstruo de Frankenstein. Una vez roto el vínculo empático, esta persona puede utilizar el poder para manipular y reproducir su ideología hasta hacerlo dominante.
- Eso son patrañas, el empresario avaro de derechas que quiera defender su negocio siempre te dirá que no hace nada malo, que él ha trabajado muy duro para conseguir lo que tiene, mientras que los demás no hacían nada y perdían el tiempo en el bar y no se esforzaban.
- Es posible que tengas razón en parte. Pero nunca se sabrá del todo. Nunca se sabrá si ese empresario tuvo apoyos puntuales que le hicieron llegar a donde está, si tuvo una mejor educación, o más enfocada al beneficio económico o a la ambición, si tuvo fortuna en general o si el resto tuvo cada cual su trauma o sus obstáculos vitales enmascarados.
- Si seguimos tus argumentos, se puede deducir que no sería posible culpar a nadie de nada, nadie tendría la culpa, por ejemplo, de haber quebrado un banco con el dinero de miles de inocentes. Tal individuo era consciente de cómo actuaba, pero como estaba condicionado, no lo pudo evitar. Y si no se puede culpar, no se puede tachar a nadie de maldad.
- Ante esa cuestión no hay respuesta. Podríamos volver a esta encrucijada una y otra vez. Piensa también que una cosa es no tener la culpa de llegar a ser votante del Partido Popular por haber sido influenciado en tu entorno, y otra diferente llegar a asesinar a alguien porque ha dejado de amarte. ¿Tú podrías? Es matar. Va en contra de tu propia naturaleza.
- Da qué pensar desde luego. Te debes entonces aferrar a la idea de que el relativismo moral tiene límites, es decir, que hay ciertas verdades absolutas en cuanto a la moral, para sentirte orgulloso de ser de izquierdas. Termina siendo una cuestión de fe. De otro modo, tú podrías haber nacido en otra familia, en otro barrio, en otro entorno, y llegar a ser un explotador inhumano. Si no existen personas con diferente altura moral, unas capaces de obrar mal, siendo conscientes, mientras que otras no en las mismas circunstancias, no es posible juzgar nadie.
- Eso es. Yo tengo que creer que nunca llegaría a matar a nadie en una situación que no fuera de vida o muerte. Quiero creerlo. Pero no lo sé.

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